Acosado por un Parlamento en manos de la oposición de derecha, Castillo, un ex líder sindical de los maestros que asumió el poder en julio de 2021, quiso anticiparse y cerrar el cuerpo legislativo. Pero el intento no tuvo apoyo institucional ni respaldo militar.
Te invitamos a que leas nuestro volúmen I sobre la crisis en Perú.
A BOLUARTE LE GUSTARON LOS RESORTES DEL PODER
Destituido Castillo, le correspondía sucederlo a Boluarte en su condición de vicepresidenta, al margen de que ex ministros aseguran que ella le prometió repetidamente al mandatario renunciar en caso de que él fuera sacado por el Congreso, manejado por la derecha.
Boluarte, ex compañera de Castillo en el partido marxista leninista Perú Libre, no solo no renunció, sino que, tras jurar como presidenta, anunció su intención de quedarse hasta 2026, cuando debería terminar este período presidencial.
En medio de la profunda crisis política e institucional que atraviesa el país, miles de manifestantes en todo Perú reclamaron la renuncia de la mandataria Dina Boluarte luego de que el Congreso rechazara dos propuestas para adelantar las elecciones presidenciales. En la plaza 2 de Mayo de Lima centenares de personas, mayoritariamente de la región andina, marcharon pera pedir la salida de Boluarte y la restitución del exmandatario Pedro Castillo, detenido en diciembre tras su fallido intento de disolver el Congreso y gobernar por decreto.
LA CRISIS POLÍTICA DESTRUYE LA ECONOMÍA
En diciembre, cuando se desató la crisis política, la llegada de extranjeros a Perú ya había caído al nivel más bajo desde 2009, aparte de los dos años perdidos por el COVID-19. La actividad en tres importantes minas de cobre y estaño se suspendió porque los manifestantes cerraron carreteras o atacaron instalaciones.
Perú es el mayor exportador mundial de uvas y las protestas golpearon durante el apogeo de la cosecha. Los envíos en una importante área de cultivo son apenas el 4 por ciento de hace un año. esto ha provocado que no se hayan podido cumplir con los pedidos de minoristas estadounidenses como Costco y Sam’s Club.
“La credibilidad como marca Perú está empezando a sufrir”. Mientras tanto, los índices de desaprobación a la gestión de la presidenta interina, llegan al 70 por ciento.
"Mi renuncia no está en juego"
(Dina Boluarte)
LIMA: LA CIUDAD DE LA RESISTENCIA
Lima fue un campo de batalla en los últimos días. Pero esta vez, los choques no se limitaron a inmediaciones del Congreso, sino que se extendieron por diversos puntos de la ciudad, en medio de denuncias por supuestos abusos de los agentes. Carreteras bloqueadas, puentes quemados, coches destrozados y negocios dilapidados se han adueñado de la geografía de la capital peruana.
También en otras partes del país hubo enfrentamientos, aunque los de la capital poco a poco se convirtieron en los mayoritarios. Lima, que en los primeros días siguió con distancia los incidentes concentrados en el sur del país, es ahora la meca de la resistencia.
Treinta y ocho ciudadanos fueron asesinados en las manifestaciones a manos de la policía en la capital del ex virreinato del Perú.
LOS PROYECTOS FRACASADOS
Como las protestas no cesaban, Boluarte instó al Congreso a que las elecciones fueran en 2023. Un primer proyecto, del partido fujimorista Fuerza Popular (FP), no prosperó, porque la izquierda quería sumar un referendo sobre una Asamblea Constituyente y el resto de la derecha no fujimorista sentía que FP pretendía sacar provecho de su facilidad para armar campañas rápidas y la alta financiación proveniente de sectores poco claros.
Surgió entonces la opción de que las elecciones anticipadas fueran "complementarias", es decir, que el presidente y los congresistas elegidos no lo fueran por cinco años, como siempre, sino por algo más de dos, para retornar a la "normalidad" en 2026. Ese proyecto tampoco pasó.
LA CONSTITUYENTE AL CAJÓN DE LOS RECUERDOS
No tuvo éxito tampoco la propuesta de la izquierda de añadir la consulta sobre un referendo para Asamblea Constituyente, algo que se daba por descontando con la correlación de fuerzas.
Finalmente, la comisión de Constitución mandó al archivo un proyecto del ejecutivo para hacer los comicios en octubre. El gobierno, de hecho, presentó el proyecto con la clara advertencia de que su rechazo no implicaría la renuncia de la mandataria, como se rumoreaba en ese entonces.
¿RENUNCIA DE BOLUARTE? ¿LA ÚNICA SALIDA POSIBLE?
Esa posible renuncia cambiaría el cuadro: por Constitución, cuando un vicepresidente asume, se puede quedar hasta el fin original del período. Pero si ese nuevo presidente se va por alguna causa, la jefatura del Estado irá al presidente del Congreso, quien sí está obligado a convocar elecciones a la brevedad.
En términos prácticos, si Boluarte dimitiera, la reemplazaría el jefe del Congreso, José Williams, un general del Ejército en retiro del partido de derecha Avanza País, pero con mandato expreso de celebrar comicios en alrededor de seis meses.
Con una desaprobación tan alta, y un alto porcentaje de peruanos dispuestos a acudir a las urnas nuevamente, ¿vale la pena mantenerse en el cargo? ¿Tiene Boluarte posibilidades de ganar las siguientes elecciones?
La respuesta no parece ser un sí rotundo. Más aún cuando un ex presidente se encuentra privado de la libertad sin cargos en su contra y cuando mandatarios como Evo Morales, Gabriel Boric y Rafael Correa apoyan abiertamente al ex-presidente y llaman a una movilización popular sin registros en la historia peruana.
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