Ya en el 2017, la OTAN había puesto el ojo en el país cuando formalizó su ingreso en una sesión sumamente ajustada por parte de los diputados montenegrinos. Se trató de una sesión en Podgorica (capital del pequeño país), boicoteada por la mayor parte de la oposición y que transcurrió mientras en el exterior del edificio se desarrollaba una manifestación en contra, organizada por la coalición prorrusa Frente Democrático. De hecho, la adhesión a la OTAN ha sido aprobada con los votos a favor de sólo 46 de los 81 diputados de la cámara.
Es sabido también que el anhelo de gran parte de los montenegrinos es entrar en la Unión Europea. Obviamente, el temor a que los Balcanes Occidentales se conviertan en un agujero negro para la seguridad continental, con los nacionalismos en alza, con una temperatura creciente entre Moscú y Washington que alimenta las tensiones entre los grupos étnicos en la región, y también con la penetración económica de China a la zona hace que la UE vea la perspectiva de una nueva ola de ampliaciones con más flexibilidad.
Según Friedrich Neumann Fundation, en Montenegro más de 530 mil personas están llamadas el 19 de marzo a las urnas para elegir a su futuro presidente. Según las encuestas, el mejor posicionado es el candidato del Partido Democrático Socialista (DPS), el ex primer ministro y ex presidente Milo Djukanovic. Los sondeos indican que podría obtener más del 50 por ciento de los votos, lo que le evitaría tener que concurrir a una segunda vuelta el próximo 29 de abril. Djukanovic, que tuvo que dimitir en 2016 por corrupción, maneja los hilos de la política montenegrina desde hace más de tres décadas cuando asumió por primera vez como ministro.
Su principal rival es Mladen Bojanic, un empresario apoyado por una amalgama de partidos que quieren inclinar la balanza a favor de Rusia. Los sondeos le miden un 30 por ciento de los sufragios.
El Tribunal Supremo Electoral debería validar las candidaturas y comenzar a investigar la financiación de los partidos. Sin embargo, no puede hacerlo por falta de jueces. Lo cierto es que oficialismo y oposición no pueden ponerse de acuerdo para su nombramiento. Sin el alto tribunal no se pueden celebrar los comicios porque es la última instancia que decide acerca de los resultados en caso de quejas e impugnaciones.
De hecho, la UE advirtió recientemente de que Montenegro arriesga las negociaciones de entrada en el bloque comunitario si no soluciona su aguda crisis. La inestabilidad política ha provocado la caída de dos gobiernos desde 2020, cuando por primera vez el DPS de Djukanovic perdió el poder después de tres décadas. Este país, de apenas 620 mil habitantes y miembro de la OTAN desde 2017, es el candidato a entrar en la UE que hasta ahora más avances ha logrado, pero la inestabilidad y polarización han frenado su entrada en el último tiempo.
El triunfo de Djukanovic permitiría afianzar a su partido, también en el gobierno, ya que, aunque la presidencia tiene una función netamente simbólica en Montenegro, puede ejercer cierta influencia política.
Originalmente las elecciones estaban previstas para abril pero Djukanovic explicó que el adelantamiento de las elecciones fueron planeadas para que el proceso electoral no coincida con la pascua de resurrección católica (9 de abril) y ortodoxa (16) ni con el islámico fin de Ramadán (21,22 y 23), festividades de las tres mayores confesiones del país.
Si el curso de la invasión de la Federación de Rusia a Ucrania no sigue oscureciendo el panorama, es probable que veamos nuevamente al experimentado ex primer ministro (en seis oportunidades) sentado nuevamente en el asiento de Podgorica.
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.